sábado, 24 de marzo de 2012

La vencida, no es la tercera; sino la última.

Viene retrasado, no es el de primera clase, el que me perdí, aunque silva despacito. Éste tren, viene de rumbos ajenos, con más obligaciones que ganas, más deberes que deseos. Está en mí revertir eso. Cambiar las obligaciones por proyectos, los deberes por anhelos. De a poco lo logro, de a poco dejo de lograrlo.
Sufrí mucho el desarraigo. Sufrí la distancia, como nunca había sufrido algo. Me sentí solo, absolutamente solo. Sin apoyo, sin cariño, sin importancia, sin familia, sin amigos. Caí muy bajo, me abandoné, me dejé ir. Un sólo cumpleaños, aunque recorriendo hospitales, fui feliz. Gracias!
Cuando volví, me costó otro tanto acomodarme. Me rodearon los afectos, me colmaron el alma, y acomodé mi cabeza. Todo con un tiempo, que no logro acortar. Todo me cuesta horrores, todo me lleva más tiempo del esperado, del que quisiera que me lleve. Pero lo logro, a mi manera, a mis malditos tiempos, pero lo logro.
Ahora me toca de nuevo. Ahí voy, con los sueños más allá de las nubes pero con las energías por el piso. Los sueños son imprescindibles... las energías, recargables!!
Más tranquilo que nunca, me subo a este tren, aunque viejito ya, y oliendo a humedad, yo sé que me lleva donde quiero ir, donde quiero estar, donde te quiero llevar.
El sueño de "tener" que llevarte a la escuela, sigue intacto. Y te voy a enseñar dos cosas: La primera, es que no aprendas de mis tiempos. Te juro que es insoportable ser tan imbécil. La segunda, es la perseverancia. No existe la prueba y error ad eternum... en algún momento, llegan los resultados. La vencida, no es la tercera... sino, la última.
Vas a ver...

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